A pesar de sus rifirrafes con la prensa, Iturbi era mas popular cada dia. En las
encuestas radiofónicas del New York Telegram publicadas el 1º de febrero de 1937, Iturbi
figuraba entre los cinco directores más admirados y entre los tres instrumentistas más
apreciados.
En 1936, había sido nombrado Director Titular de la Orquesta Filarmónica de
Rochester (RPO), el tercero maestro en los 14 años de la historia de esa formación.
Permanecería en ese puesto hasta 1944 registrando varios discos con ellos siendo el primer
director en grabar de manera regular con dicha orquesta.
Durante años, Iturbi había animado a su hermana pequeña para que viajara a América.
En 1937, con la amenaza de la II Guerra Mundial en el horizonte, París no sería más una
ciudad segura y España estaba convulsionada por una amarga guerra civil. Era el momento
de mover ficha, así que Amparo, junto a su hija de cinco años y a su madre, embarcaron hacia
Nueva York en el Ile-de-France. A los dos meses, Amparo ya había debutado en Detroit y en
la radio americana. Y en julio de 1937 se presentó por primera vez junto a su hermano y la
Orquesta de Filadelfia en el Estado Lewisohn, donde ambos interpretaron el Concierto para dos
pianos y orquesta en Mi bemol de Mozart, obteniendo grandes elogios de la crítica.
En 1938, Iturbi había tomado lecciones de vuelo durante casi dos años. En una
ocasión, en Atlanta, declaró pomposamente: Qué ha hecho Linberg que yo no haya hecho?
Nuestro pianista se había contagiado con la fiebre de volar. Durante los meses siguientes
había estado “saltando” de país en país por América del Sur en una extensa gira que le
permitió tocar 35 conciertos en menos de dos meses.
La prensa pudo pensar que el hecho de volar sería algo pasajero pero en 1940 un
periodista manifestó su sorpresa no solo ante la afición de Iturbi por vuelos sino también por
su grandes conocimientos al respecto quien publico literalmente que Iturbi comía y dormía
inmerso en el tema. Con la ayuda de su avión, Iturbi hizo 3 viajes transcontinentales en una
semana alcanzando cien mil millas en un año.
Cuando los japoneses bombardearon Pearl Harbour.en 1941, Iturbi, cual si hubiera
sido un americano mas, montó en cólera, De inmediato, escribió al presidente Roosevelt y a
su esposa ofreciéndose para ayudar en cualquier manera posible. El pianista esperaba poder
ingresar en el ejército del aire pero a los 46 años se le consideró demasiado mayor. Por esa
razón, entró en la Civil Air Patrol (CAP). Ya en ese momento tenía más de 800 horas como
piloto había sido ascendido a Comandante.
Tanto si en campañas de bonos de guerra, shows de la USO y actuaciones para las
tropas en sus propias bases, Iturbi siempre estaba dispuesto. Acompañaba a los soldados en
sus entrenamientos. Se unió a un grupo de estrellas de Hollywood para vender los bonos por
toda la nación. La finalidad de dicha gira era vender 500 millones de dólares en bonos pero en
realidad se llegó a un total de más de un billón de dólares….de 1943!
Mientras tanto, en Hollywood, un tipo llamado Pastenak estaba produciendo musicales
para la MGM y se le ocurrió llamar a Iturbi, quien, con reservas, aceptó hacer algunas películas
cuando supo que la moral de los soldados iría en aumento al verlo y escucharlo.
Poco después, Pasternak le propuso la idea de tocar un boogie-woogie. Iturbi aceptó
enseguida pero se suscitaron dudas sobre si el pianista podría interpretar ese tipo de género.
Hasta que la tocó. Parternak lleno de orgullo dijo: “Tenía la mano izquierda más alucinante que
nadie podría imaginar”
Iturbi intervino en siete películas, Todas ellas incluían una buena cantidad de música
clásica: desde un concierto de Grieg hasta otro de Rachmaninoff pero en todas ellas, él incluía
–al menos- una pieza “moderna”. Desde “Joint is jumpin’” en el cual acompañó a Judy Garland
en Thousands Cheer o el “honky-tonk” de “Route 66” que tocó en Three Daring Daughters. Sus
apariciones variaban. De cameos como en Two Girls and a Sailor a otros papeles más
importantes como en That Midnight Kiss o al protagonista en Three Daring Daughters. Pero no
importaba cual fuera el rol a desempeñar, sus papeles siempre tenían dos cosas en común: ni
el piano ni la orquesta estaban demasiado lejos y siempre figuraba con su propio nombre: José
Iturbi.
Sin embargo, en un giro extraño del destino, Iturbi comenzó a perder credibilidad como
músico. En el momento del estreno de su primera película –Thousands Cheer,1943- llevaba
más de veinte años como concertista de éxito y como director de prestigio mundial durante
los últimos diez. Pero a pesar, de este contexto, había gente que dudaba sobre su habilidad
musical, simplemente por ser una estrella de cine. Iturbi declaró en más de una ocasión que
algunos colegas se ofendieron y que otros no le hablaron a partir de su incursión en la pantalla.
Tampoco faltaron críticos que dijeran que había deshonrado su arte.
Fuera estrella de cine o no, sus interpretaciones seguían fascinando a la gente aunque
no supieran a quien escuchaban. Una de sus películas más conocidas fue, curiosamente, una
en la que no se le veía, A Song to Remember, 1944, una densa ficción sobre la vida de Chopin,
una película de escaso éxito a pesar de su excelente banda sonora interpretada por Iturbi
aunque no aparecía en la pantalla. Pero el boca a boca corrió como la pólvora y su grabación
de la Polonesa en La bemol se convirtió en un éxito de ventas durante los siguientes cuatro
años. En seis meses Iturbi recibió un cheque de más de 118.000 dólares en concepto de
comisión de ventas, la más elevada pagada hasta ese momento.
Dos de las grabaciones clásicas de Iturbi se convirtieron en oro (la otra fue el Clair de
lune, de Debussy), una rareza para un disco clásico en los años 40. Nunca había sucedido
antes y tarde mucho en volver a producirse.
El éxito profesional de Iturbi, sin embargo, fue duramente te opacado por sus
problemas personales. Se había trasladado a California en 1939 y en 1944 sus compromisos
con el cine le obligaron a abandonar la dirección de la orquesta de Rochester. Una semana
después de terminar el rodaje de Holiday in Mexico sufrió un desmayo y tuvo que ser
trasladada al hospital donde fue operado de cálculos renales. Al día siguiente de la operación
tenía previsto comenzar otra gira de concierto pero tuvo que cancelarla.
Y en 1946 poco antes de comenzar el rodaje de Three Daring Daughers, su hija, María
Iturbi Hero murió.
Su vuelta a Europa se produjo en 1948, volviendo a Valencia donde la ciudad se
lanzó a la calle para saludarlo. En 1950 puso a punto la Orquesta Municipal de la ciudad y los
llevó en gira por Gran Bretaña y Francia: era la primera vez que una orquesta española se
presentaba en Europa. En London grabaron dos LP`s para la RCA Victor.
Pero sus nietas, que estaban bajo su custodia después de la muerte de María fueron
llevadas a Nueva York con su padre e Iturbi volvió a estar solo.
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